Cómo aprender a valorar lo que tienes en la vida y dejar de amargarte solo

Aunque somos la especie más evolucionada la raza humana es probablemente la raza más infeliz. ¿Nuestra inteligencia es un regalo o un castigo? Creo que la raza humana está en el punto álgido de su infelicidad pues se ha quedado en el camino entre la mente retrasada y la mente evolucionada. Cuando ves a cualquier retrasado mental y le conoces te das cuenta inmediatamente que es alguien feliz, o al menos la mayoría, cosa que no puedes decir de una persona con un coeficiente intelectual normal.

Cualquier perro o animal que ves, está tranquilo, feliz, conforme con lo que tiene, a gusto, tal vez el simple hecho de mirar un gato te puede enseñar que es realmente valorar la vida. Los perros no se preocupan por si llegarán tarde al trabajo, por lo que pensará su dueño o si éste les va a dejar por otro pese a no tener ninguna prueba, tampoco son inseguros. Una persona puede estar 2 años con pareja y esos 2 años desconfiar de su pareja, agobiarla y cansarla con ataques de celo repentinos y recurrentes.
Yo, personalmente, jamás he visto a un perro que se te eche a llorar cada dos por tres porque tiene miedo de que le dejes, en ese aspecto los perros nos ganan en inteligencia, un perro simplemente disfruta a tu lado, juega contigo, ni siquiera se plantea la posibilidad de que lo abandones, el juega, se ilusiona al verte, come, duerme y es muy feliz. ¿Por qué tú no puedes ser feliz como un perro?

¿Acaso tendría que bajar mucho tu cociente intelectual?

No creo que sea eso, lo que tienes que hacer es valorar lo que tienes, dejar de ir en bus preocupado y sumergido en tus problemas, mayoritariamente absurdos, para mirar por la ventana y apreciar la gran ciudad dónde estás. Dejar de estar aburrido y deprimido en tu trabajo para valorar que aún en crisis tú tienes la suerte de tener trabajo y poder seguir con tu vida con toda normalidad. Dejar de comer con desganas y deprimirte en tu sofá para valorar que ahora mismo estás ahí y no en una tribu perdida de África dónde cada segundo de su vida lo destinan a buscar comida y agua y tú solo dedicas a eso 30 minutos a la semana, incluso ellos puede que sean más felices que tú.

Hoy en día si te paras en la calle y observas a la gente, parecen todos zombies andando, con caras largas, tristes, mirando al suelo, viendo a sus semejantes como enemigos en vez de amigos, comparando, desconfiando, yendo a la defensiva, prácticamente nadie está disfrutando el momento. ¿Te has convertido tú en uno de esos zombies incapaz de valorar lo que tiene?